Ivelise y Jhons, cuando un noviazgo por Internet se convierte en un matrimonio tormentoso.

Por Franklin Hernandez - Esta historia, nació en una ciudad al Este de la República Dominicana. Nuestra historia recoge momentos vivido por una hermana en la fe, que llevada por la necesidad económica, decide buscar en las redes sociales, entablar conversación con integrantes de un famoso chat Adventista, sin saber que detrás de ese interés pasaría por los momentos mas difíciles de su vida.

Era el años del 1997, en uno de los barrios de aquella ciudad, vivía una bella mujer, que además de ser hermosa tenía otros atributos que la hacían especial, entre ellos el ser cristiana y a la vez, ser una madre a tiempo completo al cuidado de su única hija.

Para Ivelise Quezada eran tiempos difíciles, No tenía un trabajo estable y estaba lidiando con algunos problemas de salud. Su padre, única persona que la visitaba con frecuencia para auxiliarla en lo económico, estaba en cama con problema graves de cáncer; definitivamente, el mundo le estaba cayendo encima a esta mujer, que aun siendo fuerte sentía que las fuerzas y la fe estaban disminuyendo con el paso de los días.

De vez en cuando, Ivelise visitaba junto con su hija la residencia de una pareja de esposo, las cuales vivían muy cerca a su residencia. La visita era para usar el Internet y conectarse a alguna página de soltero, los cuales estaban muy de moda y eran hermanos y hermanas que profesaban su propia fe cristiana.

Ya para ese tiempo, todavía Ivelise tenía el fuego de su fe cristiana muy activa, participaba en toda la programación de su iglesia y todos la amaban por lo dedicada que era en los asuntos de Dios, pero al llegar a su casa, algo la hacía sentir vacía, sabía que necesitaba un compañero que le completara su felicidad y que, a la vez, les ayudara a salir adelante en ese momento difícil que estaba viviendo. Fueron muchas las horas de lágrimas que Ivelise derramo pidiendo ayuda al cielo, fueron muchas las veces que fingió estar bien cuando por dentro el dolor la atormentaba, sobre todo, porque debía alimentar a su única hija; así fue que un día decidió arriesgarse y buscar por su propia fuerza a alguien que la acompañara en su vida aun pagando las consecuencias.

Por otro lado y en una lejana isla del caribe llamada Aruba, vivía un señor de uno 50 años. Se llama Jhons, hombre alto, fuerte; era un adicto a visitar las páginas de solteros para entablar conversación y así poder conquistar a una de las mujeres que usan ese medio en busca de pareja.

Contrario a Ivelise, Jhons no era muy cristiano, por lo que, cuando hablaba con algunas mujeres por el chat mentía frecuentemente, queriendo dar a entender que poseías bienes que no tenía con tal de aparentar.

Una tarde lluviosa de mayo, Ivelise visito una cabina de Internet con la intención de seguir intentando entrar a esas páginas de solteros y ver lo que el destino le tenía. Ella nunca imagino que esa tarde, cada gota de lluvia que caía del cielo era el preludio de muchas lágrimas que derramaría en el futuro, era como si el mismo cielo le estuviera avisando de una gran tormenta se adueñaría de su vida, naturalmente, por la mente de Ivelise solo corrían pensamiento de búsqueda desenfrenada.

Esa misma tarde, solo bastaron 5 minutos para que en su chat recibiera un hola de un desconocido; Rápidamente Ivelise respondió el saludo y comenzaron a charlar. Era Jhons que le estaba hablando, en ese momento la larga distancia entre los dos estaba unida a un chat que en cada minuto que pasaba se ponía mas interesante.

Fue una tarde tormentosa, el clima estaba difícil y a Ivelise se le acabo el tiempo en la cabina y debía marcharse; se despidió de Jhons no sin antes acordar hablar al día siguiente y seguir la charla.

En Aruba, Jhons entendía que era un buen intento, sabía que debía conquistar a esa mujer, que aunque no la conocía, veía en su semblante que valía la pena, aunque su único problema era su familia que no quería saber de el, además, que el tenia problema de sobrepeso, por lo que debían hacerle varias operaciones. El sabia sus limitantes, pero aun así quería seguir adelante con su intento de conquista, así que sabía que si quería tenerla en sus brazos debía de hacer cosas que a Dios no le gustaban como es el mentir.

Por su parte, Ivelise apena pudo llegar a su casa y se acostó. Le contó a su hija sobre su nuevo amigo del chat y las dos se venia muy felices. Aun Ivelise ignoraba los riesgos de estar buscando amor por las redes, pero se habia puesto una meta y estaba determinada a seguir el plan. Al otro día, fue a visitar a su mejor amigo para comentarle sobre su amigo Jhons y de lo feliz que estaba con ese nuevo encuentro, su amigo un poco incrédulo les hablo sobre los riesgos de hablar con personas a largas distancias, pero sobre todo, que podría caer en desgracias si ese encuentro lo lleva mas allá y caer en las garras de la fornicación.

No era lo que Ivelise esperaba de su amigo, al parecer ella quería que su gran amigo celebrara con ella, pero esta ves, ella se despidió con tristeza.

Llegada la tarde, Jhons y Ivelise volvieron a conectarse tal lo acordado, ella le contaba sus problemas personales y el le mostraba imágenes de su casa y sus hijos. Todo parecía un encuentro perfecto, cualquier ser humano podría predecir que el futuro de esta pareja iba a ser hermoso y que Dios estaría en el medio de esta relación.

Después de varias semanas y después de indagar entre los dos, Jhons le pidió permiso a Ivelise para conocerla personalmente, ya para ese tiempo, el le enviaba algo de dinero para que ella se fuera ayudando, con la promesa de que si todo funcionaba bien, entonces el hacia lo necesario para llevársela a vivir con el. Ivelise no lo dudo ni un instante, naturalmente, tenia la dificultad de no poder recibir en su casa, ya que al ser una mujer cristiana no podía meter un hombres a su hogar y mucho meno con su hija dentro, por lo que consulto con su amigo y la esposa de este, que aunque no estaban de acuerdo con la relación tampoco les iban a dar la espalda y esta pareja de esposo acordaron recibir al amigo de Ivelise..

Un mes después, Jhons visito a Ivelise, fue un momento muy emotivo, ella trato por todo los medios de que los nervios y el deseo de besarle no la traicionaran, por eso se mantuvo siempre firme y un poco distante,; los dos se miraban con felicidad mientra abordaban el taxi.  Jhons solo duro tres días visitando a Ivelise pero fue lo suficiente para que entre los dos iniciaran una relación de amor, era el momento que ella había esperado por mucho tiempo y el se sentía que habia conseguido la mujer perfecta para su vida.

Dos semanas después Jhons le propone matrimonio a Ivelise, por un momento sintió miedo, era la primera vez después de hablar con el que sintiera temor a algo, sabia que de aceptar corría el riesgo de cometer un error pero a la vez miraba su vida y lo cambiada que estaba después de conocerlo que decidió aceptar la propuesta.

Tres meses después, Jhons visito de nuevo a Ivelise, preparo todo y se casaron por lo civil. La iglesia preparo todo, junto con la boda, comenzarían el proceso de hacer los papeles para ella irse a vivir con el y asi ella comenzar una nueva vida.

Como no hay fecha que no se venza, llego ese gran día que Ivelise debió partir. Ya no estaba triste, se veía alegre, se despidió de sus amistades y partió a Aruba en busca de su gran sueño, de conquistar todo eso que había perdido en un matrimonio anterior.

El día que Ivelise piso tierra en Aruba, fue el día que su vida cayó en desgracia. Fue como si toda la alegría ganada al conocer via un chat a Jhons fuera toda al basurero. Ese dia Jhons fue al aeropuerto a buscar a Ivelise, se saludaron afablemente y en vez de ir a un hotel, este la llevo directamente a su casa. En el hablar de Jhons ella sentía algo estraño, era como si todo lo vivido mientra se estaban conociendo quedaran en el pasado y comenzara a vivir un nuevo comienzo. Llegaron a su casa, pero era muy diferente a la que este le habia mostrado por fotos en muchas ocaciones, esa noche que ella llego  a Aruba, era una noche de mucha lluvia y las goteras estaban por doquier, dejando mucho que decir de la gran mancion que el le habia mostrado.

Ivelise sabia que habia sido engañada por  un supuesto hermano cristiano, pero aun teniendo la oportunidad de volver a su país, esta sentía vergüenza y decidió seguir aguantando, ella pensaba que si la mentira solo era sobre la casa eso no era problema.

Una semana después de ella estar en Aruba con el que ya era su esposo, recibe la noticia de que el lo iban a operar, La situación económica de el era pésima y no podía pagar una enfermera para que le asistiera en la convalecencia en el hogar, por lo que Ivelise se encargo de todo por meses. Meses después, Jhons recibiría una nueva operación y ya en la casa no habla comida, Ivelise dejo a su hija en mano de una vecina en su pais con la esperanza de que cada mes esta le enviaría dinero pero en la situación actual era difícil y aquí comenzaron de nuevo las lagrimas de ivelises, sabia que su destino era cuidar a su esposo pero sin poder ninguno de los dos trabajar.

Al pasar los días, Ivelise se dio cuenta que Jhons fue abandonado por sus padres y hijos a su suerte por su adicción a los juegos y las mujeres, gastando todos sus ahorros y quedando en la miseria. En ese momento ella comprendió las palabras de su amigo que les dijo que ese tipo de relaciones a distancias podrían llevar problemas pero ella nunca hizo caso.

Al paso de un año, la familia de Jhons no solo lo odiaban a el, sino que ya odiaban a Ivelises y le hacían la vida imposible, al punto que en un momento de desesperación, esta le pidió el divorcio, consumandolo meses después. Tras el divorcio, Ivelise sabia que debía enfrentar tiempos angustiosos ya que no estaba en su país y debía manejarse como pudiera. Comenzó a congregarse a una iglesia de su localidad y fue a través de esa iglesia que conociendo su historia la ayudaron a emigrar a estados unidos; pero tampoco allí era le fue bien ya que era una desempleada, llego a dormir en las calles, pedir comida y bañarse donde le permitieran.

Un año mas tarde, una hermana de su fe la dejo dormir en su casa y le ayudo con un medio de trabajo para que pudiera alimentarse y mandar algo de dinero a su hija; hoy Ivelise a vivido en carnes propia lo que es querer hacer las cosas por nuestras propias fuerzas y no dejar que sea Dios quien dirija nuestros pasos.

Esta es una historia real, hemos cambiados los nombres de los protagonistas, la única intención es avisar a nuestros jóvenes que las redes sociales son un camino hermoso cuando se saben usar con inteligencia, pero que también suelen ser un martirio cuando las usamos indebidamente.

Que Dios sea el guía de nuestras vida y que cada día seamos mas como el y menos como nosotros.